El proyecto de esta casa de fin de semana en el campo se divide en dos partes: un volumen abierto en cristal que da la bienvenida y se abre a las vistas y funciones públicas de la casa, y un volumen cerrado en piedra que resguarda las habitaciones (el área intima), la permeabilidad de los volúmenes está pensada según el nivel de privacidad de los recintos.

El espacio contenido en la zona publica pierde su materialidad hacia el exterior del predio generando un dialogo constante con el paisaje, desde el interior los límites del espacio se extienden fuera de la vivienda “la casa forma parte del campo y el campo forma parte de la casa” intensificándose la fluidez espacial al máximo. La construcción se adecua a las condicionantes del lugar, en busca de las mejores vistas y orientaciones expande sus límites en los espacios públicos y garantiza la intimidad en los privados.

Ambos volúmenes se resolvieron con un sistema estructural distinto y a diferente altura, el área intima cuenta con muros divisorios de carga que configuran los espacios contenidos en esta zona y el área pública se resolvió en una planta libre con losa nervada y esbeltas columnas metálicas. Sobre el volumen de la zona publica la casa cuenta con una terraza-mirador abierta que permite vistas panorámicas de la ciudad y del campo.
Aprovechando la pendiente natural del predio, ubicamos la casa en la parte más alta del mismo privilegiando las espectaculares vistas del lugar, el acceso a la casa está resuelto a base de plataformas y escalinatas creando un recorrido que conecta los diferentes espacios exteriores de la casa: una plaza para eventos sociales, un área para fogatas y las terrazas de la zona pública y del área intima
En este proyecto utilizamos materiales en sintonía con el entorno buscando no afectar la imagen del sitio. Piedras naturales, concreto aparente y oxidados, madera y acero componen la materialidad de la casa de forma discreta y en balance con el contexto.

.